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ursulapulido

Haz lo que digo, pero no lo que hago

¡Qué triste estoy!  Veo que no me habéis echado de menos en clase, que habéis pasado de lo que publiqué ayer...  en fin, voy a pasar de todo porque al final voy a acabar necesitando un psicopedagogo/a que me ayude a reencontrar mi camino.

Ahora en serio.  HAZ LO QUE DIGO, PERO NO LO QUE HAGO. 

Después de leer imperativamente el libro (“El verbo leer no soporta el imperativo” Daniel Pennac, Como una novela) que el profe de dos de mis asignaturas favoritas (las del blog, claro) ha elegido, he decidido, imperativamente, pasar de las preguntas guía y plasmar aquí las reflexiones que ha suscitado la lectura de este libro.

(Alejandro, sé que estoy suspensa, así que, he optado por divertirme con este invento del blog.  Espero que sepas entender mi humor.  ¡Ah!, que sepas que mi ordenador no reconoce la palabra blog y no pienso agregarla al diccionario.)
 

Está claro que tanto como educadores que como padres de adolescentes (los que lo son) nos hemos dado cuenta de que la lectura y adolescencia no siempre mantienen una buena relación. De hecho, la adolescencia es de por sí una etapa marcada por los cambios fisiológicos, la creciente autonomía, el espíritu crítico, el interés por el entorno y la búsqueda de modelos en la construcción de la propia identidad. En esta fase se suele hablar de crisis lectora, sobre todo si se compara con la relativa sencillez con la que en las etapas anteriores de la infancia se despierta el gusto por la lectura.
Es entonces cuando más se precisa una buena orientación que anime a los jóvenes a materializar sus intereses lectores. Encontrar el libro adecuado que ayude a sobrellevar las circunstancias especiales en que se ven inmersos los adolescentes constituye uno de los puntos de partida más efectivos para engancharlos a los libros.
Se trata de una tarea difícil si previamente no se ha adquirido el hábito lector, pero no imposible. Hay quienes descubren entonces la lectura, como sucede con otros aspectos de su vida, cuando la búsqueda de respuestas a los problemas existenciales incita a la soledad y a la reflexión. Así que nunca es tarde para animar a leer, desde casa o desde las aulas a los adolescentes. Siempre existe la posibilidad de llegar a ellos partiendo, sobre todo, de sus motivaciones afectivas.
Durante estos años, claramente marcados por el ambiente, las rebeliones, las crisis, las transformaciones y los sentimientos encontrados, les atraen libros en los que verse reflejados en alguna medida, aquellos que les hacen soñar despiertos, en especial los de corte intimista, que cuentan historias de la “vida real”, de temática social, de acción, de misterio, los ambientados en otras épocas o sobre otras culturas, de ciencia-ficción…, y aquellos sobre temas actuales y conflictos psicológicos que implican a protagonistas adolescentes con cuyos problemas e inquietudes se sienten identificados.
La estructura narrativa de estas obras es más compleja que la de etapas anteriores y se acerca más a la de los adultos. La ilustración es un elemento claramente prescindible, pero siguen teniendo importancia el diseño y el atractivo de la portada.
Aunque en la adolescencia el despertar de la afición por la lectura suele depender más de la influencia del profesor y de la práctica educativa, restringirlo sólo a ese ámbito puede conducir al fracaso. De cualquier manera, se debe partir de la motivación por el contagio, enfocando las lecturas como una actividad placentera, lúdica, amena. El entusiasmo que muestra quien ama los libros al hablar de ellos es una de las recetas más efectivas. El acto de leer no debe estar precedido por la imposición. Todo lector tiene derecho a leer lo que más le guste, a dejar el libro a medias, a empezar por el final, a criticarlo o a no leerlo si no lo desea.
En la elección adecuada está el verdadero secreto, quizá la tarea más decisiva, en la que padres y educadores deben intervenir. Elegir los mejores libros, los más populares, y sencillos, los que no han perdido interés a lo largo de los años, los que no aburren, los que no pesan, los más originales, los más próximos, los que tratan problemas de la vida real que pueden sucederle a cualquiera… No existen soluciones, lectoras o vitales, válidas para todos; cada adolescente tiene sus propios intereses y la suficiente capacidad crítica para elegir y valorar sus propias lecturas. Sin embargo, es importante no dejar al niño o al adolescente solo ante lo leído, sobre todo cuando hay problemas de comprensión. Crear sistemas de lectura paralelos, discutiendo, comentando, transformando los libros…, hace de su lectura una experiencia compartida mucho más enriquecedora.
Cabe recordar a Gianni Rodari : "Nunca se debe ordenar leer un libro a nadie. Lo mejor es sugerir, mostrar, indicar, aquellos libros que nos parecen los mejores, para que nuestros hijos y alumnos se diviertan y aprendan". El alejamiento de los jóvenes de la lectura puede deberse a que nunca han encontrado lo que realmente buscaban.

Alejandro, a pesar de todo, me ha gustado el libro.  Quizá es que, a veces, es bueno imponer.

 

3 comentarios

ALEJANDRO -

Para mi rociera favorita (es el título)

Bueno, bueno lo que acaba aprendiendo uno de la gente, no conocía yo esa faceta artística... bueno a lo que vamos...

Interesante reflexión la tuya, que suscribo (excepto la tontería esa de que ya estás suspendida, eso es que aún no me conoces).

Sugieres un tema muy interesante, ya ha surgido dos veces, me parece. Es el tema de la obligatoriedad VS la elección libre. ¿Dónde está el punto medio? ¿tiene que haber punto medio?

Está claro que lo gratuito (como sugiere Pennac) lo voluntario tiene grandes ventajas (entre otras cosas porque se hace porque gusta, o se quiere, o ¿se necesita a veces?) frente a lo obligatorio (que siempre tiene ese tufo a imposición, y por lo tanto probablemente no dure mucho, no se internalice, etc...

Pero si no hay exigencia externa, ¿nos desarrollaríamos tanto como podríamos?

Siempre me ha gustado esa frase (creo que es de Kegan, Robert Kegan, vamos el Kegan de toda la vida) que dice:
\"para promover el desarrollo se necesita una doble dosis de desafío y apoyo\"

Sin desafío no hay desarrollo, y ¿dónde entra la exigencia ahí? Tal vez sea una manera de nombrarlo lo que haría la diferencia. Sugerir, nombrar, indicar (según Rodari) y por qué no seducir, etc... hay tantas palabras. A veces el problema con el lenguaje son las connotaciones de ciertas palabras.

Habría que reflexionar más sobre esto. Así que gracias por relativizar lo de la gratuidad, porque no es oro todo lo que reluce. Y si no que se lo pregunten a los hijos de las familias con un estilo permisivo.

Por cierto, creo que voy a coger algún escrito tuyo para el tema de comprensión lectora, por el tema de la ironía, (tranquila que no lo haré, pero sería una buena idea, ¿no?, al menos es un buen uso).

Ah, y a Erika ni caso, que es una exagerada. Por cierto, hay que ver cómo domina la informática. En general, me estáis sorprendiendo con vuestros blogs.

Ah, y lo del exceso tecnológico, pues, tendremos que reflexionar también sobre eso. Si algo no es útil, mejor no hacerlo. Si es útil, pues ya es otra cosa, así que por mi, decidís vosotros. O vosotras.

Chao

Alejandro

Erika -

Ay, lo que te has perdido hoy!!, mira mi blog y mañana te cuento, si quieres publicar en mi nueva sección invitada estás. Un beso

Raquel -

Jolin Úr! Cómo sabes!